No es novedad que Uruguay continúa consolidando su posición en materia de energías renovables en América Latina, avanzando con una agenda ambiciosa que combina elementos como el crecimiento económico, el desarrollo tecnológico y las inversiones sostenibles. Con una matriz eléctrica que supera el 97% de generación renovable —compuesta por energía hidráulica, eólica, biomasa y solar— el país se posiciona como un modelo en la región en términos de transición hacia mecanismos más verdes deobtención de energía.
Es esencial entender, inicialmente, qué comprende cada tipo de energía, de modo de contar con un panorama claro en relación a la realidad y el abanico de posibilidadesexistentes en nuestro país.
La energía hidráulica es aquella que se obtiene del aprovechamiento de la fuerza del agua en movimiento, como la que corre en los ríos. El agua hace girar turbinas de represas construidas, generando electricidad. La energía eólica, por su parte, se genera con el viento, y la electricidad se obtiene a través de aerogeneradores -los típicos molinos- que la capturan. La energía de biomasa, por su parte, proviene de restos orgánicos como madera, cáscaras, residuos agrícolas o basura. Al quemarse o descomponerse, estos liberan energía que se usa para producir electricidad o calor. Finalmente, la energía solar se capta mediante paneles solares que convierten la luz, directamente, en electricidad.
En relación a este último tipo de mecanismos de obtención de energía solar, existen múltiples avances que destacar. Uno de los anuncios más importantes de los últimos meses ha sido la inauguración del primer parque solar fotovoltaico de propiedad de UTE, ubicado en Punta del Tigre, San José. Con una inversión de 27 millones de dólares, estaplanta tiene una capacidad de 30 MWp y generará alrededor de 47 GWh anuales,equivalente al consumo de más de 15.000 hogares uruguayos.
Este proyecto significó, además, una novedad en relación al mecanismo de financiación elegido. UTE optó por un modelo de financiación descentralizada, herramienta innovadora que tiene como objetivo acercar al ciudadano común al proceso de transformación energética, permitiéndole una participación más directa en el desarrollo sostenible del país. El entusiasmo del mercado se confirmó con la rápida colocación de obligaciones negociables dirigidas a pequeños inversores, quienes triplicaron la demanda esperada, evidenciando una sólida confianza en el mecanismo. La emisión realizada en diciembre de 2024 ascendió al monto mencionado de 27millones de dólares, con el objetivo de financiar la construcción del Parque mencionado. La respuesta del mercado fue notable: se recibieron 4.668 ofertas, alcanzando una demanda total de 98,944 millones de dólares, es decir, 3,66veces la oferta inicial.
La presidenta de UTE de ese momento, Silvia Emaldi, destacó que este resultado refleja la avidez del público por productos financieros estructurados por la empresa y la confianza de los inversores en la solidez financiera de UTE. Además, el 43% de los suscriptores fueron pequeños ahorristas que invirtieron entre 1.000 y 7.000 dólares, lo que da cuenta de la oportunidad que este tipo de vehículos ofrecen para quienes quieren invertir en opciones seguras y controladas.
Lo anterior no es una iniciativa aislada, sino que se alinea con un conjunto de políticas públicas orientadas a impulsar la transformación de la matriz energética del país. A través del Plan Indicativo de Expansión del Parque de Generación Eléctrica 2024–2043, el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) ha delineado los lineamientos estratégicos para acompañar el crecimiento proyectado de la demanda eléctrica. Se estima que para 2035 la demanda alcanzará los 14.000 GWh anuales, lo que obliga a ampliar la capacidad instalada mediante nuevas fuentes renovables y sistemas de respaldo.
Como complemento de las iniciativas públicas, se han anunciado licitaciones para nuevos proyectos en energías renovables.
Otra iniciativa de alto impacto es la instalación de una planta de producción de e-combustibles por parte de la empresa HIF Global en Paysandú. Esta planta será abastecida por una instalación solar de 1.162 MWp, lo que la convertirá en la sexta más grande del mundo y la primera de esta magnitud fuera de Asia. Nuestro país se erige entonces como un polo atractivo para desarrollar este tipo de actividades.
Este proyecto se inscribe dentro de la denominada “segunda transición energética”, que busca posicionar a Uruguay como exportador de energía limpia y portador de soluciones innovadoras como el hidrógeno verde. Se proyecta que esta industria podría generar más de 30.000 empleos hasta 2040, con inversiones por encima de los 1.300 millones de dólares, teniendo un impacto considerable ya no solo en el rubro energético sino que en la economía local, contribuyendo de forma clave en el desarrollo de mayores oportunidades para la población de la zona.
Existen otros planes de gran envergadura e impacto que también se encuentran en etapas iniciales de desarrollo. Entre ellos destaca el Tambor Green Hydrogen Hub, un proyecto liderado por la empresa alemana Enertag y la uruguaya SEG Ingeniería, que contempla la instalación de varias plantas de generación de energía renovable—eólica y fotovoltaica— con una capacidad total de 350 megavatios. La solicitud de autorización ambiental fue presentada ante el Ministerio de Ambiente en diciembre de 2024, y el proyecto se encuentra actualmente en etapa de respuesta a las observaciones formuladas por dicha cartera, lo que consideran un proceso natural en iniciativas de esta magnitud, orientadas a generar beneficios para la comunidad y el medioambiente.
También integra este panorama el Proyecto Kahirós, la primera planta de producción de hidrógeno verde del país, concebida para ser pionera en América Latina. Ubicada en las cercanías de Fray Bentos, tiene como objetivo abastecer de combustible limpio al transporte pesado y comenzar operaciones en el primer semestre de 2026. La inversión estimada asciende a 38,6 millones de dólares, con financiamiento del grupo Santander, y las obras ya han comenzado. Se estima que la planta producirá anualmente unos 76.700 kilogramos de hidrógeno verde.
Finalmente, cabe mencionar el Proyecto H24U, localizado en Pueblo Centenario, Durazno, seleccionado en el marco del Fondo Sectorial de Hidrógeno Verde en Uruguay. El consorcio a cargo está integrado por Saceem y CIR, y cuenta además con la participación de la empresa Air Liquide. La inversión total proyectada es de 43,5 millones de dólares.
Si bien Uruguay se ha consolidado como referente en energías renovables, existe una oportunidad complementaria que merece atención: la exploración offshore de hidrocarburos. Nuestro país comparte características geológicas con regiones como Namibia, donde se han realizado importantes descubrimientos de petróleo, lo cual sugiere que Uruguay podría estar asentado sobre recursos energéticos aún inexplorados. Países vecinos como Brasil y Guyana ya han capitalizado sus similitudes geológicas, logrando transformar sus economías. A esto se suma el creciente interés internacional en nuestras aguas, con grandes compañías energéticas mostrando disposición a invertir. Aprovechar esta oportunidad, sin dejar de lado los estándares ambientales y regulatorios que nos caracterizan, podría abrir una nueva vía de desarrollo económico y posicionarnos también como actores en el mapa energético global.
Nada de esto es posible sin un marco jurídico y regulatorio que brinde previsibilidad y seguridad jurídica a las inversiones. Claro que los desafíos asociados a la gestión ambiental, el acceso a la información y los derechos de las comunidades locales se mantienen como temas sensibles. Casos recientes —como el fallo que obligó al Estado a entregar información sobre un proyecto de hidrógeno verde en Paysandú a solicitud de organizaciones de la sociedad civil, como el Movimiento por un Uruguay Sustentable— evidencian la creciente necesidad de transparencia en esta área.
Desde una perspectiva legal, los proyectos de energías renovables ofrecen nuevas oportunidades para la práctica profesional en áreas como contratos de infraestructura, financiamiento de proyectos, regulación ambiental y derecho energético. Uruguay no solo está reforzando su autosuficiencia energética, sino que también se está proyectando como un exportador de energía limpia con un marco normativo quefavorece la inversión.
Desde Bragard seguimos de cerca estos procesos, con el objetivo final de brindar una asesoría clara y confiable a nuestros clientes en un sector que, sin dudas, seguirá modificándose y creciendo en estos próximos años.